Automatización de la evaluación
Aplicación de la prueba
No se trata sólo de empezar por el principio, también pretendo sistematizar los distintos momentos y subprocesos que se pueden diferenciar en el proceso de implementación de una prueba, recurso o test de evaluación y, consecuentemente, identificar (y diferenciar) los diferentes subprocesos o fases en que se concreta la automatización de la evaluación.
Lo lógico, me parece a mi, es empezar por la presentación de los materiales para que el alumno resuelva la o las tareas que se le proponen, lo que no es otra cosa que la aplicación de la prueba, que también incluye las instrucciones y todo lo relativo a la explicación de cómo se espera que se desarrolle el proceso, tarea ésta que corresponde al examinador (el OE en nuestro caso).
Cierto es que existen diferentes tipos de pruebas, también por el modo en que se presentan qué tipo de inputs y se esperan del alumno qué tipo de respuestas. En función de todo esto tenderemos también diferentes niveles y modos de automatizar, e incluso de que esta automatización sea innecesaria.
La forma más compleja de automatización, pero también la más sencilla de implementar por estar bien acotada, es aquella de ítem de elección múltiple en la que el alumno debe seleccionar una imagen entre varias en respuesta a una demanda del examinador. Pero no es la única.
Verdad que no es la única, pero sí la que nos puede servir para ilustrar en qué consiste la automatización en este punto de su desarrollo; y hacerlo de forma muy concreta y precisa, hasta el punto que podemos decir que el resto de los procedimientos no son otra cosa que expresiones diferentes (y normalmente más simples) de este modelo. Veremos algunas de estas variantes, pero antes nos centraremos en cómo implementar ésta que hemos considerado prototípica.
La automatización de la aplicación de una prueba de evaluación tal y como la he concretado antes tiene un precedente ajeno a la automatización propiamente dicha, pero en línea con la digitalización de las pruebas de evaluación. Me refiero al uso de presentaciones tipo pptx que contienen las láminas para mostrar al niño y que, al igual que con las de papel, seleccionar la que corresponda, 1 entre 4, normalmente.
El siguiente paso ya hace posible la automatización de la aplicación de la prueba y se basa en implementar macros o código (vg. VBA o OOo Basic), estableciendo alguna forma de interacción del niño con los comandos incorporados el soporte, incluyendo su uso sobre la imagen. Esto también tiene un precedente en el uso de las presentaciones y los mecanismos de interacción que incorporan, pero este precedente no permite interacciones como las que se requieren para automatizar la aplicación de la prueba, aunque aparenten ser similares.
Una alternativa al uso de las presentaciones es emplear hojas de cálculo, dado que admiten el uso interactivo de imágenes, la recogida de datos en sus celdas y la incorporación de script para la gestión del soporte. Un ejemplo de ello lo tenemos en las posibilidades que presentan los documentos Calc y la construcción de DocAp basados en ellas.
Ciertamente no son la única solución, pero sí una de las más sencillas, generalizables y sostenibles. La sencillez viene dada por las tres características explicadas en el párrafo anterior. Las otras dos cualidades derivan de que ese uso está al alcance de cualquier profesional que muestre interés por crear este tipo de recursos.