Fonología
Análisis (I). Desarrollo del sistema fonológico.
Vamos a estudiar el proceso que lleva a la adquisición del sistema fonológico partiendo de los datos evolutivos y los que aportan autores de pruebas de evaluación de este proceso, más concretamente del test Fonología de la batería PLON-R.
La adquisición del sistema fonológico forma parte del proceso de desarrollo del lenguaje, pero éste es mucho más amplio y complejo, por lo que es importante delimitar de qué vamos a tratar aquí. Y para ello nada mejor que concretarlo en una fuente de datos, concretamente en este sencillo esquema de adquisiciones evolutivas.
Se trata de un procedimiento evidentemente reduccionista y simplificador, pero adecuado al objetivo que me propongo, ya que no pretendo realizar un estudio en profundidad sobre un tema tan complejo como tratado convenientemente en la literatura especializada, a la que remito al lector.
Para mis objetivos es suficiente con la información que aquí tenemos resumida, en cierto modo podemos decir que insuficientemente expuesta, pero que sintetiza, creo yo, de forma suficientemente satisfactoria el desarrollo del proceso que ilustra.
Podemos observar en esta tabla que el proceso se considera iniciado a la edad de 3:00 años y finalizado con 5:11 años. Sabemos que ambos límites no son ciertos, que realmente se inicia antes y que se prolonga en edades más tardía. Sobre esto último, la propia tabla da pistas suficientes; y sobre la edad de inicio podemos decir que siendo falsa sí recogen en esencia lo que pretende, ya que es a esa edad cuando el proceso alcanza niveles significativos de desarrollo.
También observamos en la tabla otra característica del proceso, y es que, una vez en marcha, se desarrolla con rapidez, siendo necesario establecer subdivisiones semestrales en este periodo de máxima expansión (de ahí las subdivisiones de la tabla). En su fase final, a partir de los 5:11 años de edad, volvemos a observar cierta ralentización (de hecho se considerar que puede finalizar entre lo 6 y los 7 años), pero también cierta marginalidad, la cual no refleja esta tabla pero sí queda en evidencia en los planeamiento de evaluación que se constatan en test como PLON-R Fonología (ver contenido fonológico de la edad 6 años).
Muy interesante también es la subdivisión horizontal de la tabla en niveles porcentuales de adquisición, los cuales debemos interpretar como porcentaje de niños y niñas que producen correctamente (según el modelo adulto) determinado fonema. Por ejemplo, el 80% de los niños/as producen correctamente el fonema /g/ en el intervalo de edad 3:00 años a 3:05 años.
A partir de ahí podemos concretar lo que la teoría plantea como niveles de plena adquisición (100%) en función de los bloques etarios y niveles inferiores, subdivididos en conjunto porcentuales de 10 en 10 (de 90% a 30%). Todo estos niveles los podemos asimilar, en términos generales, a índices de dificultad del ítem.
Estas subdivisiones de niveles de ejecución exitosa tienen mucho interés en si mismas, pero también como referente comparativo con estudios empíricos (como los que aporta PLON-R, por ejemplo).
En primer lugar porque indica claramente niveles de 100% de éxito (IDI = 1), lo cual es coherente con el enfoque de éxito en un proceso evolutivo; pero también interesa el proceso evolutivo que refleja de incremento porcentual de este factor. Algunos (pocos, pero significativos) son expresados directamente en el gráfico (vg., el fonema /rr/), pero otros deben se deducidos del análisis; por ejemplo el fonema /g/, que se sitúa en niveles de producción exitosa del 80% en 3:00-3:05 años, permanece en este nivel hasta los 3:11 años, pero pasa al 90% de producción correcta en 4:00-4:05 años, posición en la que que mantiene hasta la edad 5:05-5:11 años, en la que alcanza el 100% de ejecución exitosa, concluyendo así su proceso de adquisición.
Este marco evolutivo permiten entender, aun sin expresarlo, que existe margen para la constatación de retraso fonológico, pero también para la identificación del trastorno fonológico, aunque este último sólo en potencia y únicamente como indicio. Serán necesarios otros datos para confirmar esa posibilidad, ya que aquí no disponemos de información suficientemente discriminativa, como puede ser, por ejemplo, la identificación de diferencias de rendimiento en función de la posición del fonema en la cadena fónica. Parece evidente que no se puede interpretar del mismo modo un error en función de una determinada posición del fonema que ese mismo error extensible a todas las opciones del fonema. Y más aun si hablamos de estructuras fonológicas más amplias, como las que se observan en función del punto o del modo de articulación.



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