Automatización de la evaluación
Informe de resultados
Para terminar este recorrido por el proceso de automatización de las pruebas de evaluación nos resta hablar de la creación del informe de resultados.
Lo que pasa es que, aunque este informe es casi de obligado cumplimiento para los sistemas de corrección del test, sean éstos on-line o software específico y complementario de la prueba (al estilo Tipi-Soft que tanto se prodigó en los inicios de la informatización de los test, al menos en España, editorial Albor-Cohs), para los SEO ni es necesario ni es suficiente. Y no es lo primero por no ser lo segundo. Me explico y explico las consecuencias.
El uso de un test como parte de un proceso de evaluación psicopedagógica es sólo eso: una parte (a veces mínima) de un proceso mucho más complejo que documentalmente se plasma en un informe que poco tiene que ver con el informe de resultados del que ahora hablamos. Fundamentalmente porque este tipo de informe sólo informa (valga la redundancia) de unos resultados necesariamente muy parciales.
No en el test en abstracto e individualmente considerado donde radica el interés de los resultados que con él se obtienen, sino en la comparación de estos resultados con otros recogidos de la aplicación de otros test, o de otras fuentes, muy diversas.
En consecuencia, el informe de resultados de un test (o de una batería de test) expuesto aisladamente, al margen del contexto que genera el resto de los datos obtenidos o del marco hipotético que le da sentido, es posible que no sea irrelevante, sino contraproducente. De ahí el riesgo de presentar datos sin más, sin analizarlos en función de las referencias que considere el profesional. De ahí, en definitiva, el riesgo que conlleva el actual interés de la Administración por la brevedad y la mera constatación del cumplimiento formal del proceso. Pero esta es otra cuestión.
La que aquí interesa es aquella que explica por qué la automatización del informe de resultados ha tenido tan escaso desarrollo, aunque cierto es que sólo este informe traslada al técnico el resultado del análisis de los datos cuando ésta fase ha sido automatizada. Es la limitación del desarrollo de esa fase previa la que hace posible que no se observen contradicciones entre el desarrollo de una fase y no de la siguiente y consecuente.
Pero es que caben diferentes fórmulas para enfocar la automatización del procedimiento en su conjunto (además de resolverlas mediante el expediente de hacerlo parcialmente, que no es una mala opción):
- Realizar informes meramente descriptivos, de uso a modo de fuentes de información, correspondiendo al profesional la ulterior y realmente significativa interpretación de los resultados.
- O que cada profesional (o colectivamente) plantee, como contenido de esos informes, formulaciones interpretativas relevantes y significativas, ajustadas a sus planteamientos teóricos, a sus hipótesis y a su experiencia.
Ambas soluciones son posibles, cada una con sus dificultades y limitaciones, que no son pocas. Y a esto se añade que realmente sólo están disponibles (ambas) para aquellos profesionales que, además de serlo en lo que se supone que lo son, también se interesan por adquirir los conocimientos que hacen posible la informatización de los procedimientos de trabajo.
Por todo ello, son muchas las cuestiones que quedan por resolver, aunque algunas se pueden considerar satisfactoriamente encaminadas. De hecho algunos DocAp incluyen modelos simples de informes automatizados, al estilo de los de las plataformas; aunque muchos más modestos en lo formal y gráfico, no menos útiles en cuanto al contenido. Pero son pocos los DocAp que han llegado a este nivel de automatización.
Además aun quedan por abordar, si no aun por plantear, otras como la de compaginar la automatización de las pruebas con la semi-automatizar el informe psicopedagógico.
Cierto que no es ésta la sección del blog donde deberemos resolver esta cuestión, pero sí debemos estar atentos para facilitar que esa meta sea alcanzable. Donde corresponda.
